La bioestimulación con plasma rico en plaquetas (PRP)  es una técnica muy utilizada, actualmente tiene un auge en la dermatología estética como tratamiento antienvejecimiento, ayudando a desintoxicar, drenar, nutrir, revitalizar, mantener y equilibrar las células de la piel.

Está basado en la obtención de un preparado de proteínas a partir de la sangre del propio paciente, estas proteínas poseen actividad biológica. Entre ellos los factores de crecimiento que poseen la capacidad de estimular y acelerar la regeneración del tejido, cuando sufrimos una lesión nuestro cuerpo libera proteínas para estimular el proceso de la reparación de este daño.

Con el PRP conseguimos aislar de la sangre del paciente plasma que contiene estas proteínas que aceleran la regeneración. Una vez que la dosis terapéutica se aplica en la zona a tratar, el proceso de regeneración de lesiones se acelera notablemente. Para llevar a cabo este proceso se realiza una pequeña extracción de sangre del paciente. Esta sangre se centrifuga y se procesa para la obtención de las proteínas claves para la regeneración. Una vez obtenidas se administran al paciente como mesoterapia o mico inyecciones intradérmicas, produciendo una activación del fibroblasto estimulando la producción de colágeno, elástina y ácido hialurónico.

Una de las ventajas del uso del PRP, es que al ser una sustancia   biológica fabricada por nuestro organismo, no crea reacción inmunológica de cuerpo extraño y no conlleva riesgo de reacción alérgica.   Es un derivado de la sangre, exclusivo para cada paciente que estimula la producción de colágeno, elastina y tejido epidérmico, lo que se traduce en una piel más tersa, luminosa y de mayor calidad.

La mayoría de los pacientes son susceptibles de mejorar con esta técnica ya que tienen múltiples aplicaciones; revitalizante de rostro cuello y escote, define el marco facial, suaviza las cicatrices, antienvejecimiento prematuro, ojeras, estrías, flacidez, revitalización capilar entre otros.

Los resultados se suelen observar a la semana y alcanzan su máximo a los 20-30 días, notándose un efecto de mayor tersura, elasticidad y luminosidad. Se recomienda hacer un ciclo de tres sesiones por año con un intervalo de 30 días entre cada una, puede utilizarse solo o combinado con otros tratamientos, dependiendo de las necesidades de cada paciente. El procedimiento dura aproximadamente una hora y  la aplicación es rápida.

Después de realizar el tratamiento el paciente  notara un ligero escozor en la zona tratada que se acompaña de enrojecimiento y sensación de calor, este proceso es la clave para la estimulación del fibroblasto  y el inicio de la regeneración de la piel.

A pesar de ser un tratamiento inocuo, tenemos que tomar en cuenta que existen algunas contraindicaciones como son la Trombopenia (plaquetas bajas), terapia anticoagulante como la aspirina, infecciones activas, cáncer y embarazo. Es por esto que se requiere de la monitorización y valoración de un médico especialista en la práctica de este tratamiento.

 

Doctora Indira del Valle Blanco Ramos

Responsable de la Unidad de Dermatología Cosmética